martes, 4 de agosto de 2015

Arequipa, el espacio publico y el Arte


Angela, gestión cultural


Juan Carlos, Volver


Carlos, Teatro


Roy, India, Cocina


Vivi, Impro


México, Impro y teatro


Nicolas, Pintura


Celeste, poesía y pintura


Ipacankure, teatro


miércoles, 18 de marzo de 2015

Por el día Mundial del teatro. Arístides Vargas: El teatro tendría que ser de nuevo, el lugar de encuentro de una sociedad en debate, en crisis y en contradicciones.


Arístides Vargas es de origen Argentino, icono de la dramaturgia latinoamericana, director, actor, creador  constante y coherente de una serie de maravillosa obras de teatro llenas de realismo mágico, Arístides paso por Arequipa para contarnos sus exilios junto a Charo Francés en Nuestra señora de la nubes, aprovechando un descanso, me tome una copa de pisco en una larga conversación que nos da elementos para entender no solo su teatro sino la memoria del teatro latinoamericano.
La público como homenaje a todos los teatreros y teatreras en nuestro día…

¿Quién  es Arístides Vargas?

Es un poco difícil contestar esta pregunta,  porque uno nunca sabe quién es, a mí me  sorprende cuando escribe la gente que estudia mi obra, dice cosas y es sorprendente porque uno no se piensa con la objetividad que se requiere, puedo pecar de confuso, pero en muchos momentos de mi vida no he sabido quien era, tal vez por eso escribía teatro o hacia teatro, no para pretender conocerme, sino para esbozar aunque sea una hipótesis ficcional sobre lo que uno es. Uno nunca termina de conocerse, no creo que ningún ser humano esté en condiciones de responder a carta cabal una pregunta como esta. Porque somos cambiantes, cambiamos con la edad, cambiamos con el pensamiento, la época, pero lo que permaneces es la ética en cuanto a lo que uno hace y a lo que quisiera hacer. Esa ética es la esencia y esa esencia no se traiciona.

Un actor que comenzó a escribir, ¿qué paso? ¿No te gustaban las obras que existían?

Fue muy gracioso lo de escribir, yo comencé siendo actor, estudie actuación en la universidad, luego fui director en Malayerba y lo último que hice fue escribir, cuando comenzamos con el grupo, sostenía que teníamos que escribir nuestros textos, indagar nuestras propias problemáticas y  organizarla en palabras,  insistí, insistí, hasta que un día Charo Francés me dijo:

-         -Oye si tanto jodes con ese asunto de que tenemos que escribir, es porque tú quieres escribir, ponte a escribir y deja de joder al resto.

 Así que lo primero que escribo fue en el año 92, tomo el personaje de Francisco, un personaje que no tiene conciencia, con muchos miedos y temores, que a mí me recordó a los mestizos, lo situó en la frontera de Ecuador con el Perú en la guerra del 42, la guerra del petróleo, su gran crisis es que no sabe si es peruano o ecuatoriano y a partir de ese  esquema escribo Francisco de Cariamanga, luego llega Jardín de pulpos, La edad de la ciruela, pero es allí que comienza ese viaje al mundo de la dramaturgia.

Hay una gran coherencia en tu condición de artista políticamente comprometido, te fuiste de Argentina huyendo de la dictadura, y volviste a reconstruirte en otros países…

Eso ha sido fundamental,  mantener una conducta ética en cuanto a lo que pienso como artista, el pensamiento no es estático, es acción artística, trato siempre de estar a favor del ser humano, estar a favor de la gente, de la justicia, la igualdad, la libertad, son principios que recorren mi obra y recorren mi vida. Salí de Argentina en una circunstancia política terrible, y he vivido en una especie de errancia, intentando volver a una Argentina que evidentemente ya no existe, porque uno vuelve, pero nunca vuelves al lugar de donde te despidieron, siempre vuelves a otro lugar, creo que la vida me ha demostrado que esa errancia es parte fundamental  de la existencia como individuo,  como ser humano, y también del mundo contemporáneo, hay mucha gente hoy errando, aunque en apariencia vivimos en un mundo civilizado, algunos de nosotros estamos en el estado en que Ulises se encontraba al retornar a Ítaca, entre lo que dejaste o lo que perdiste y lo que vas a recuperar, o lo que vas a encontrar, esas circunstancias que algunos llaman exilio, tiene su lado monstruoso y la vez tiene su lado de enseñanza, que en el fondo las patrias y los territorios son emocionales, uno no deja una bandera o un país con sus signos y su gloria. Deja personas y estas mismas personas pueden provocar que tu regreses.

¿Qué lugar ocupa la memoria en tu dramaturgia?

Es fundamental, porque es una paradoja, la memoria no es únicamente recordar, también es olvidar, es el mismo juego del teatro, la rapidez con la que se suscitan las imágenes o mueren las imágenes, es la analogía de la vida y la muerte, en la memoria sucede algo parecido, uno debe recordar aunque sea para olvidar, pero tiene que recordar,  porque no se puede olvidar lo que uno no recuerda, yo he necesitado reconstruir permanentemente en mi condición de hombre echado al mundo, expulsado, exiliado, lo perdido. Con la particularidad que la reconstrucción no siempre es fidedigna, o no siempre es real, sino lo que pensé haber vivido o lo que creí haber vivido  y no exactamente lo que viví, en ese sentido la incertidumbre es un estado importantísimo en el cual he tenido que aprender  a estar.

Una de las frases tuyas que más me impacto es aquella que dice, hablando del exilio: Un recién nacido de  veintiún años es necesariamente un monstruo…

Claro, porque el exilio lo que hace es matarte, en eso los griegos tenían razón, cuando a Ulises lo echan de Ítaca el o se extravía, los dioses lo castigan con  ese castigo brutal que significa no poder retornar a tu tierra  o a tus afectos, para no ser tan telúrico, de alguna manera te mueres, de una realidad que tuviste que  abandonar y en ese mismo instante resucitas en otro lado, por eso el exiliado tiene varias memorias, porque tiene varias patrias, eso que puede parecer una anomalía o una monstruosidad, es una condición fundamental del exilio, aprender a reconstruirse en otras memorias, en otra patrias que son un mapa de los afectos constituidos por voces y personas de diferentes lugares, cada lugar y cada voz conforman tu memoria y cuando  a ti te matan con el exilio, tienes una alternativa, que es revivir en otra persona y en otros afectos, en otro territorio, eso es extraordinario. El exilio es un castigo brutal y terrible pero a la vez es un estado que te posibilita un aprendizaje profundo de la vida y de los territorios afectivos que conforman la vida.

No queremos recordar los dramas experimentados, las dictaduras, las guerras internas, la violencia política. ¿Somos acaso pueblos sin memoria?

Somos pueblos a merced de instrumentalizaciones refinadas y nefastas, no creo que el olvido en América latina sea únicamente una situación que la achaquemos como responsabilidad al pueblo, sino a los estados que tienden a  encimar realidades y no a vivir coherentemente las realidades, muchos de los países nuestros todavía tienen la carpeta abierta o está sin archivar o es imposible archivar lo sucedido hace veinte, treinta años atrás. Los estados por más que nos metan hamburguesas en la cabeza, por más que nos metan tarjetas de crédito en la cabeza y por más que nos metan el sentimiento de bienestar entre comillas, son responsables de intentar hacernos olvidar.  Eso  convierte a los pueblos en ollas de presión que tarde o temprano van a explotar, lo que sucedió en Argentina, en Chile, Perú o Colombia no se puede intentar olvidar como si olvidar fuera un decreto, el olvido no es un decreto, no se puede olvidar por decreto, porque los pueblos que olvidan son pueblos enfermos, si tu no recuerdas no te curas, tu como ente o como cuerpo social, es uno de los principios freudianos, es justamente recordar para aliviarte. Los estados deberían tener políticas de memoria para no olvidar la historia inmediata y no se diga la historia pasada.

Tú eres un creador. En este contexto neoliberal donde el individualismo ha ganado la batalla. ¿Cuál es nuestro rol?

Vivimos tiempos difíciles donde se necesita claridad para estar entre ellos. No creo mucho en un teatro que se enrola en vanguardias o en nuevas tendencias, un teatro que tiende a dividir y olvidar lo esencial, que es el  espacio teatral como consecuencia del espacio social y el ejercicio democrático, pienso que no es importante hacer teatro en esta posmodernidad como lo estamos haciendo, debiéramos volver a la función esencial del teatro que era razonar la vida en el escenario, ensayarla de alguna manera para subsanar errores de la realidad, aunque sea ficcionalmente, tampoco creo que el teatro este llamado a salvar a los hombres aunque sería extraordinario que lo fuera. El teatro que nos merecemos es uno de mucha claridad y de mucha inteligencia, para saber discernir entre los conflictos contemporáneos, vivimos en un mundo tan lleno de imágenes contradictorias, donde creo que el teatro sería un buen espacio para reflexionar la vida,  y no dejarnos llevar por las corrientes de moda.  Ahora más que nunca el teatro se ha vuelto un lugar donde se organizan efectos para divertir intelectual o emocionalmente a la gente.
El teatro tendría que ser de nuevo, el lugar de encuentro de una sociedad en debate, en crisis y en contradicciones.

En una película de Woody Allen, hay una escena donde un escritor se  encuentra a todos los personajes que ha creado, que lo reciben para hacerle un homenaje. ¿Cómo sería esa escena en tu caso?

Por lo general me llevo muy bien con mis personajes, para todos guardo mucho cariño, cada uno en su tiempo fue importante, sería como un mural, porque además hay escenografías, hay vestuarios, hay  tantas cosas relacionadas con el personaje, es una escena muy visual, muy cinematográfica, todos tus personajes visitándote,  yo me los veo allí a todos, creo que son parte de una misma historia. El que más me ha costado fue el de la anciana de Instrucciones para abrazar el aire , uno de los últimos trabajos, está basado en las conversaciones con una mujer que se llama Chicha María, y que es una de la abuelas de la plaza de mayo, escribí una  obra que está basada de alguna manera en su vida, pero es una metáfora ficcional, me costó concebirla porque me costó salirme de los  antecedentes del personaje, quería salirme del universo real y testimonial para entrar en la ficción, siempre me ha preocupado el reto que es el ejercicio ficcional del teatro. Mientras que otros creadores van a un  plano de presentación y performatico,  yo tiendo a ir mucho más a la ficción, pero no  a cualquier ficción, una al estilo kafkiano, crear un mecanismo  ficcional que funciona paralelamente al mecanismo de lo real, no es referencial, solo lo puedes asociar y en ese sentido Kafka es un gran maestro porque crea realidad y creo que el teatro no es únicamente la representación  o la síntesis de una realidad, sino el  ordenador de nuevas posible realidades.

Un poeta dijo una vez que la alegría y la tristeza son frutos de un mismo árbol, me hace pensar en tus obras.

Por supuesto, hay una complicidad que tiene la misma raíz, te ríes porque  estas profundamente triste o lo contrario, te entristeces porque hay demasiada alegría falsa en lo cotidiano, hay gente que se ríe pero en realidad son personas profundamente tristes. Son emociones que están en los mismos niveles. Se ha reconocido en mis obras ese juego abismal de pasar de la risa al llanto, la vida se trata de eso y el arte es el lugar donde se viven todas estas emociones.

Tu perteneces a la generación que construyo el teatro de grupo. ¿Crees como muchos ahora, que el teatro de grupo ha muerto?

Son frases comunes recurrentes, es como cuando dicen que el teatro esta en crisis y el teatro siempre está en crisis, lo cierto es que los grupos gozan de buena salud y no solo eso, sino que se reinventan todo el tiempo, la gente siempre tiene tendencia a volver a esta forma de trabajar, lo que posibilita la vida en los grupos es justamente la disposición a morirte en cualquier momento, de todas formas es mejor que un grupo muera a que lo maten, es más lógico, coherente y natural, no porque la época sea un signo de  antigrupalidad, al contrario creo que  es una buena época  para asociarse, crear comunidad y crear memoria comunitaria, es un buen momento para que surjan  grupos con nuevas maneras de relacionarse, la sociedad en que vivo trata de desactivarte, de individualizarte, el sistema trata a la gente de arte como niños que provocan rabietas, pero que no pasan a mayores, porque si lo haces, te apartan, puedes contaminar a la  sociedad felizmente instalada, porque siempre habrá alguien que comparta el mismo delirio que tú tienes, siempre habrá alguien que se emocione con lo que haces, que se ría y que se mofe del establishment.

Hoy día también hay un teatro que se quiere integrar, que busca ser reconocido, dinero, apoyo,  y a veces me pregunto si el camino no es a la inversa, es decir,  si el camino no es integrarte sino desintegrarte, no participar, situarte en un lugar donde entiendas que el espíritu del arte no es el espíritu del dinero y de la economía que reina en estos días, vender, comprar, marketing, pienso que lo mejor que le puede pasar al teatro es mantenerse al margen de eso, como una actividad humana de humanos y para los humanos , donde no hay ningún tipo de pretensión, no es casual que  muchos teatros actuales estén en un Moll, en supermercados o en galerías  comerciales donde tu compras y de pronto entras al teatro a ver una obra como parte del circuito de compras, y no pasa nada, no te sucede nada, el teatro verdadero debe salir de esa dinámica.


Aristides Vargas y Charo Frances.

viernes, 13 de febrero de 2015

NEGRITA LINDA, aqui seguimos luchando

Maria Elena Moyano fue asesinada un dia como hoy, no quiero escribir nada nuevo, solo dejo que el testimonio de una dirigente a la comisión de la verdad, nos lleve nuevamente por los caminos de la memoria, aquí estamos negrita, luchando por la vida....






-Yo trabajaba con María Elena Moyano cuando ella fue presidenta de la Federación de Mujeres en el año ochentaiocho. Yo era asistenta social de la Fepomuves. María Elena era una mujer que trabajaba arduamente, desde temprano, hasta muy altas horas de la noche dedicándose a la organización, a organizar a las mujeres, a crear formas y niveles de conciencia. Es por eso que muchas mujeres salimos de nuestras casas, de las cuatro paredes, de nuestros problemas individuales a los problemas colectivos y logramos entender que teníamos un derecho, que teníamos la posibilidad de mejorar nuestra condición de vida. Y eso era lo que María Moyano hacía.  Trabajábamos arduamente con alegría, a veces con tristeza, a veces, terminábamos los días con amargura, porque nos enfrentábamos a muchos problemas, a muchas dificultades. Especialmente con los dirigentes comunales, hombres machistas que no entendían nuestra lucha. Sin embargo, lo hacía María Elena con mucha terquedad, con mucha obstinación,  porque su idea era mejorar la condición social de la mujer del pueblo, de los más pobres. Se entregaba totalmente al trabajo. Tuvo muchos problemas en su casa, problemas emocionales como cualquier ser humano, ella cometió errores y tuvo muchas virtudes. Y una de sus virtudes fue la solidaridad.
Siempre pensaba en lo justo, siempre pensaba en que había una esperanza para los menos desposeídos, especialmente para el pueblo de Villa El Salvador, que vivíamos en los arenales, en lugares donde no había agua, donde no había luz, donde no había posibilidad de una condición de bienestar. Las mujeres estábamos junto a María Elena. La "negra" fue una gran mujer política, creyó mucho en los partidos, especialmente de Izquierda Unida. Pero cuando la izquierda se dividió entró en una gran crisis emocional. Entonces volcó su compromiso fuerte hacia la organización porque creyó que Izquierda Unida, lamentablemente había fallado. Dijo en sus palabras, que el pueblo, las mujeres debían luchar por un poder popular,  de ahí salía la mejor forma de conducir una sociedad justa.
No se preocupaba en su salud. Muchas veces, muchas veces caía enferma y cuantas veces se levantaba. No tenía plata ni para alimentarse. Pero, por encima de todo, el deber y la obligación de estar frente a miles de mujeres era para ella el mejor aliento, el mejor alimento para su espíritu que para su cuerpo. Por ello, cuando quiso cambiar a su manera y a su forma de ser y exigir que los más pobres no deban morirse de hambre, que los más pobres necesitábamos oportunidades, tuvo muchas dificultades. Nosotras hacíamos los comedores populares, los comedores autogestionarios, el vaso de leche y otros espacios en que las mujeres podían educarse, podían tomar conciencia, ver su realidad, su entorno. Pero también discrepaba de aquellas ideologías, de aquellas violencias, de aquellas que imponían, de aquellos que mataban, discrepaba con el terror y con el terrorismo.
Cuando la señora Emma Hilario,  dirigente del cono sur de comedores, sufrió el primer atentado, tuvo María Elena un gran dolor, ahí se planteó no callar más sino hablar y responder. Porque mucha gente decía, que quiénes matan, mataban a la gente ratera, mediocre y mentirosa. Así se miraba para afuera, para Europa. Ellos creían que había un grupo que luchaba por los pobres. Así, se miraba en Estados Unidos, en otros países. Que luchaban reivindicando a los pobres. Y fue María Elena que dijo que no era cierto. Aquí se están matando pobres, se están matando mujeres, se están matando dirigentes con el pretexto de hacer la revolución, porque la revolución no era muerte. La revolución era nueva vida. Era justicia y democracia. Y ahí, empezó a enfrentarse abiertamente, ideológicamente con Sendero.
Es ahí cuando siendo presidenta pues, sufre muchos cuestionamientos, persecuciones y  amenazas, amenazan a las organizaciones,  las acusan de ser asistencialistas y colchón del sistema. Nosotras las mujeres del pueblo luchábamos para que nuestros hijos no se mueran de hambre. Sin embargo, nos decían que éramos colchón del imperialismo. Estábamos apostando por la vida, luchábamos por la sobrevivencia. Por eso, María Elena, levantó su voz y dijo: Basta, basta, porque también habían seguido atentando contra los dirigentes de Villa.  Cuántas veces yo le dije: María Elena, te necesitamos viva, no te necesitamos muerta. Y optamos porque ella se fuera a México. Porque ya había amenazas constantes. Estuvo en México un mes, pero después volvió porque no se acostumbraba, había dejado a sus hijos. Y yo me acuerdo esa noche que ella tenía una Biblia en la mano. Y decía: La justicia siempre va a triunfar.  Una semana antes, llega una invitación de un Comité de Vaso de Leche, para una pollada, para comprar implementos para el Comité de Vaso de Leche y nos dan a mí y a ella las invitaciones,  nos dicen que no debemos faltar compañera, no debemos faltar porque ustedes son nuestras dirigentas. Y nos vuelven a remarcar eso dos o tres veces. Yo era la presidenta de la FEPOMUVES, ella era teniente alcalde del municipio. Porque así las mujeres lo quisimos.
Llegó a mi casa, muy temprano a las ocho de la mañana, me dijo, sabes, vayámonos a la playa. Era un día domingo. Yo le dije: tengo reunión. Y me dijo: entonces, voy a volver para irnos juntas a la pollada. Yo le dije: bueno tengo reunión y según como esto pase, voy a estar reuniéndome contigo a las cinco de la tarde. Fue así, que María Elena Moyano fue a las cinco de la tarde en punto con sus dos niños y una compañera que cuidaba a sus niños a esa pollada. Muy cumplida, como lo era con todas las mujeres, solidariamente. Yo no pude ir porque no terminaba mi reunión. Las cinco, las seis cuarenta, las seis cuarenticinco. María Elena estuvo muy animada, tomando  cerveza, comiendo la pollada, cuando de pronto aparece una mujer y un hombre, ella ve a lo lejos que venían por ella. Entonces, dice: todo el mundo, las mujeres tírense al suelo, porque estos carajo, vienen por mí, a matarme. Es ahí, cuando la mujer la encañona y le da un tiro. Ella cae al suelo. Y sus niños, también se agachan juntamente con esta compañera, porque ella es la que me ha relatado este momento. Se agachan al suelo, se tiran y dice tápate la cara porque tu mami va escaparse. Estas dos personas le meten dos petardos en el medio del cuerpo. Y ahí explosiona,  cuando levantan la cara los niños dice: mami se escapó, mami se fue, logró escaparse. Y así salen corriendo por la parte detrás.  Yo llegaba seis cuarenticinco, muy alegre, pensando que ella ya había llegado. Con mi compañera Esperanza, que entonces también era dirigenta. Cuando bajo y me encamino para entrar había mucha gente que salía despavorida gritando, muchas compañeras se acercaron a mí, me dijeron: por favor no vayas, que acaban de matar a María Elena, que también te pueden matar a ti, por favor no vayas. Pero yo avancé unos pasos más adelante.... Lo que vi, eran un cuerpo destrozado, los intestinos tirados, la cabeza en el techo,  la sangre que baño toda la pared del local, que era blanca era roja en ese momento. Me quedé helada, no tuve ni cómo retroceder, mis compañeras agarraron, me metieron al carro, con las mismas empezamos a salir. Por ahí un carro nos perseguía, luego llegamos a nuestro local, nuestro centro de acopio. Un local de los comedores, ahí nos sentamos a llorar. Cuando unos segundos más tarde salió por la televisión  un flash informativo, sobre la muerte de María Elena Moyano. Muchas mujeres venían, muchas compañeras desesperadas, lloraban, llorábamos, unas se desmayaban, otras gritaban. Y muchas no sabíamos ¿por qué tanto odio?, ¿por qué tanta crueldad?, ¿por qué tanta barbarie?, ¿por qué destrozar?, ¿por qué romperle las entrañas? 
Llorábamos su ausencia, llorábamos con dolor. Callaron su voz, pero sus palabras, su ejemplo, nunca pudieron matarlo, porque nosotros las mujeres lo llevamos dentro de nuestro corazón, lo llevamos...como una convicción, como un ideal, por ese ideal que ella luchó, entregó su vida y murió con coraje.
Yo puedo decir que a más de ser madre, fue dirigente y mujer coraje porque eso es, por ser dirigente, por ser una mujer que luchó por la paz, por la justicia, que condenó el terror, que condenó la violencia. Por eso la mataron. Muchos nos quedamos con la difícil forma de superar un gran dolor, a mí me costó superar porque yo era presidenta en ese momento. Yo la apreciaba, la quería con todos sus errores y virtudes. Pero sin embargo, muchos políticos nunca se atrevieron a denunciar a Sendero, pero tuvo que salir una mujer del pueblo a decir: basta, basta de mucha muerte, basta de violencia. Por ello, hasta los periodistas nos miraban como una noticia del momento y nos ponían a las dirigentas como carne de cañón, y Sendero Luminoso, después de haberla destrozado reivindicó con sus panfletos al día siguiente y no solamente reivindicando su muerte sino también amenazando a quiénes estábamos con ella. Tiraban bombas por los lugares donde vivíamos, teníamos que hacer reuniones en distintos lugares. Iban a mi casa los policías custodiando mi puerta  diciendo a mis hijos: yo estoy acá para que a tu madre no la maten. Y mis hijos, se desgarraban, se preocupaban, lloraban, se desesperaban, por eso tomé la decisión juntamente con mi esposo para no hacer más daño a mis hijos, psicológicamente. Tuve que irme del país. Quiénes vivieron ese momento, comprendemos lo que es el terror, porque se ensañaron con los más pobres, con las organizaciones.
Hoy, seguimos su ejemplo y seguiremos luchando por lo que ella luchó. Pero también, mucha gente ahora pretende decir que la conocieron y trabajaron con ella. Y se aprovechan aquellas o aquellos que fueron cómplices, para difamarla, porque antes de que la maten, la difamaron, la culparon, dijeron que era dueña de camionetas, de fábricas, de proyectos, mentiras, porque así fue su estrategia. Primero la difamaron luego la asesinaron. Hoy las cómplices, andan sueltas, hoy los que le mataron, andan sueltos, no hay ni un detenido por ese asesinato y nosotros no queremos que se quede impune. Hoy esa gente, también celebra o se golpea el pecho y también la memoria de María Elena se utiliza para fines políticos. Se traiciona la memoria y el ideal, por el cual ella luchó. Por eso yo pido acá, por los hijos de María Elena que están en España. Quisiera que la Comisión de la Verdad, investigue su situación de aquellos niños que fueron y que ahora son jóvenes. Que se les dé una reparación. También pido así como el congreso ha declarado heroína nacional a María Elena, que el presidente y el gobierno promulguen  una ley declarando heroína nacional, para que la historia recuerde, para que nuestros jóvenes recuerden que una mujer del pueblo, luchó por la paz, por la justicia, por la democracia. Que la Comisión de la Verdad, siga investigando, que no queden impunes estas cosas. Que no haiga más dolor, que no haiga más odio y el tema de la reconciliación significa, que el pueblo peruano no permita esto, que nos unamos para defender la paz, la vida, así como lo defendió María Elena Moyano.
Quiero agradecer por darme esta oportunidad, quiero agradecer porque la misión que tienen ustedes es escucharnos, aquellas que sentimos dolor, aquellas que sentimos de repente un momento dado, rencor por lo que haya pasado. Que la imposición y los dogmas hacen mucho daño a un país. Queremos una sociedad donde los pobres tengamos la oportunidad de vivir con dignidad. Donde las mujeres tengamos la oportunidad de mejores  condiciones  de vida. Como siempre lo quiso María Elena Moyano, muchas gracias…


Desde Arequipa. Una nueva generacion de actores y actrices presenta: Trilogia de una despedida

  • A propósito del estreno en Lima de esta obra, copio esta entrevista y algunas impresiones del estreno en Arequipa.

    A mis amigos teatreros y teatreras de Lima, al publico que ama el teatro, les recomiendo que vean esta obra y el trabajo que estos actores y actrices han construido con Diego la hoz.

    Para conocer el teatro que se hace en otras partes mas allá de ustedes.





    Trilogía de una despedida y crónica de un encuentro

    “Mi grupo (Espacio Libre) tiene una determinada postura, con una ideología definida, los peruanos  no tenemos capacidad de reflexión y autocrítica por lo que hacemos, es por eso que no tomamos posturas.  A través de la grupalidad buscamos ser mejores personas. Compartimos el mismo espacio, reímos juntos, lloramos juntos, vivimos juntos. Y es muy importante dudar; si dejamos de dudar, morimos”.

    Una persona que afirma estas ideas despierta un profundo respeto, hoy es difícil creer en el teatro de grupo, en la dramaturgia colectiva, en la afirmación del propio espacio en una sociedad que discrimina, excluye e invisibiliza. Creer y crear en estas condiciones es una lucha constante contra los molinos de viento, pero al final es rica y fructífera.

    Diego La Hoz es un dramaturgo, director de teatro y fundador del grupo "Espacio Libre", con quien compartimos su participación en los festivales de ARTE y cultura organizados por el CIJAC en Villa el Salvador.
    Diego llego a Arequipa en estos días para compartir un experimento teatral, aquí una pequeña conversa con el dramaturgo.

    ¿De qué trata el proyecto y como lo fueron construyendo?

    Arequipa fue la primera ciudad que nos acogió como grupo de teatro en el año 2000 cuando Aviñón, Audaces e Ilusiones organizaban la famosa Muestra Nacional de Teatro Peruano y nosotros representábamos a nuestra región con el montaje "La revolución". Ese es uno de los grandes motivos que nos llevan a estrenar "Trilogía de una despedida" en esta amable ciudad. ¡Un homenaje a nuestros quince años haciendo teatro de grupo!
    Felizmente se unió a este sueño Teatrando con quiénes pudimos establecer el mecanismo de la dinámica para convocar actores y actrices arequipeños, y llevar a cabo el proyecto completo de la puesta.

    La obra habla de las despedidas. ¿Porque la escribiste?

    "Trilogía de una despedida" es un texto que se gesta en el 2010 para los alumnos de nuestro Laboratorio Teatral en Lima... Y por esas cosas del destino no pudo llevarse a escena. Recuerda que yo soy un escritor de grupo y construyo con mis compañeros de acuerdo a nuestra necesidad de decir en común. En ese contexto, Espacio Libre estaba "despidiéndose" de una etapa muy dolorosa. Sin duda, eso se filtró en la obra que ahora pueden ver en Teatro Umbral.

    ¿Qué piensas de la construcción de una dramaturgia propia?

    Nosotros -como grupo- siempre hemos apostado por nuestra propia dramaturgia... Y hemos defendido/preferido a los autores peruanos. Para poder hablar de un movimiento de teatro real y en crecimiento debe existir un interés por crear textos y confrontarlos en la escena misma. Mientras sigamos importando dramaturgia no podemos hablar de teatro peruano.

    Jóvenes actores arequipeños comparten escena contando despedidas, de diversas formas se van despidiendo, muriendo un poco en cada adiós, en un constante ambiente de tristeza y desolación, acompañados de canciones que nos refieren a amores perdidos, después de la función me quede con muchas preguntas sobre mis propias despedidas. 

    Los actores y actrices se han apropiado de texto y cada uno ha puesto lo suyo en la construcción de la dramaturgia del actor, la obra, las canciones, la dinámica de la actuación, también me hicieron recordar un montaje escrito por Rafael Dumet en los noventa llamado AM – FM, donde una joven generación irrumpió en el teatro Limeño para hablar de sus  problemas, dramas cotidianos, sueños y esperanzas.

    Nueva también generación de actores y actrices arequipeños que con calidad y entusiasmo asumen este texto, más tarde quizás den el salto hacia la creación de sus propias historias, la dramaturgia Arequipeña tiene una deuda con los jóvenes, ojala el experimento de resultado. Como los de Diego la Hoz y otros dramaturgos. Mientras tanto la obra está en cartelera para que la disfrutemos todos.

    ACTÚAN
    Claudia Campos, María Ángela Deglane, Fiorella Díaz, Adrián Mercado, Joshua Polar y Sandra Santander


    DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN
    Diego La Hoz (Espacio Libre)



















































    LUGAR: Teatro Mocha Graña (Av. Sáenz Peña 107 Barranco)
    TEMPORADA: Del 13 de febrero al 15 de febrero
    DIAS Y HORA: viernes, sábado y domingo a las 8pm
    ENTRADAS: De venta en el mismo TeatroMocha Graña el día de la función
    PRECIO: General S/15.00 nuevos soles

martes, 6 de enero de 2015

A los jóvenes y jovenas





A los jóvenes y jovenas del ARTSCLUB, del CIJAC, a Franchesco, Jade, Alonso, Juan Pablo, Andres, a todos los que salen a las calles, a lo que luchan cada día por un mundo mejor en donde estén

La tristeza más triste del mundo
vivía en la tierra más rica del planeta
soledad sola se sentía en cada calle
miedo miedoso dominaba el tiempo
nadie bailaba  cantaba o reía
el llanto común la tristeza repetía
como fantasmas en silencio
caminaba la gente  nadie nada sentía

Una joven pareja vivía en la montaña
soñando de vivir con  amor con alegría
los enanos humanos
de sus sueños se reían
emperador imperio los buscaba
acabarlos destrozarlos
con todos sus guerreros él trataba
en la tierra la sonrisa perseguida estaba
¿como convencer a los enanos
de aprender a pensar  y combatir
contra este tiempo de tiranos
silencios de miedo de vivir?

Así pasaba el tiempo
unos nacían otros morían
algunos de muerte natural
otros naturalmente tenían que morir
cansados de gritar en la montaña
sabiendo que quizás estaban solos
emprendieron un largo viaje
a buscar en la memoria del coraje
tenían que encontrar el tiempo de amor
que perdido estaba en los desiertos
traerlo a la tierra de la vida
llevarlo a la casa de lo cierto

Siguieron los enanos humanos el camino
algunos con miedo otros convencidos
que había que cambiar en esta historia
la muerte la tristeza lo vivido
larga fue la búsqueda
desesperada espera se cansaba
hasta que desde el fondo de los sueños
la esperanza volando anunciaba que llegaba
los enanos humanos celebraron  el encuentro

Aprendido era que luchar es el camino
vamos ahora al territorio de la pena
a transformar en vida nuestra condena

Cuenta la leyenda que en una gran batalla
el emperador imperio llorando derrotado
pidió perdón por los naturalmente muertos
por el dolor de todos los humanos
se abrieron las puertas de los sueños
los sordos vieron los ciegos oyeron
volviendo a nuestras vidas la memoria
la mentira murió de verdades verdaderas
la joven pareja se fue al mar
hacia las olas
a tener hijos libres  solidarios y
luchar con otros tiempos sin historia


Miguel Almeyda